Este miércoles se llevó a cabo la gala de inauguración de una nueva edición del 18 ficmonterrey – Festival Internacional de Cine de Monterrey, y durante esta ceremonia se homenajeó al guionista y director Juan Antonio de la Riva.
Una emotiva semblanza, preparada por el equipo de producción del festival, se enfocó en reconocer su trayectoria como fotógrafo, editor y director, originario de San Miguel de las Cruces, Durango, en más de 20 cortometrajes.
El realizador formó parte de la primera generación egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), donde produjo su cortometraje de tesis “Polvo Vencedor del Sol” (1978), con el que se hizo acreedor a la primera mención honorífica en la historia del CCC, así como al Ariel a Mejor Cortometraje de Ficción en 1979.
Desde ahí, la vida del director duranguense lo llevaría a producir cintas como; Vidas errantes (1985), la cual le valió el Ariel a Mejor Ópera prima; Pueblo de madera (1990), El Gavilán de la Sierra (2002), Érase una vez en Durango (2010), entre otros proyectos cinematográficos.
El fiel guionista recibió de manos de la titular de AMAR a Nuevo León, Mariana Rodríguez Cantú, el cabrito de plata, como reconocimiento a su trayectoria artística; posteriormente, en presencia de mil 600 asistentes al auditorio del Showcenter Complex, compartió unas palabras de agradecimiento ante tan emotivo reconocimiento.
“Muchísimas gracias de verdad, estoy muy emocionado, primero quiero agradecer profundamente a Juan Manuel González, quien fue quien me informó del homenaje”, externó De la Riva.
Posteriormente, le contó a los asistentes, lo importante que es para él recibir este reconocimiento de parte de los regiomontanos:
“Aquí en Monterrey tengo mis raíces familiares, mi abuelo Don Anacleto de la Riva, fue precisamente de este lugar, así que algo me toca de este lugar por familia […] me emociona mucho, que de la tierra de mi abuelo pueda recibir este reconocimiento”.
Por último, luego de reconocer a todos aquellos artistas que lo formaron en su trayectoria y dedicarle el trofeo y la velada a su esposa, bajó del escenario entre festejos y aplausos como agradecimiento por su aportación de múltiples películas, a la historia del cine mexicano.
Por Carlos Ceron
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